Hilda Herrera. Ojos legañosos. Yerba "Esplendor". - Desperté levemente desasosegado, como embroncado. Algo pasó, dormido, y temo unos cuantos días de embole. Y para qué. Dejé maullar lastimeramente a Felisa mientras preparaba el mate, recién le abrí (y poco le hablo) al rato; no, no me gusta.
Tan cómodo el bienestar: te creés bueno, creés que podés superar amablemente todo. La ecuación socrática, esa de la que habla Nietzsche, ¿me había, nuevamente, poseído? - Suena una alarma chillona, que se corta al ratito, y no hay fórmulas.
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Leí un viejo libro de Julio Requena, reeditado lindamente ahora. Ruinas de Ongamira, creo que se llama. Versos, a veces rimados, muchos alejandrinos, de expresión digamos que diáfana.
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Conclusión: inconcluso.
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