28 de abril de 2008

Mar amarillo: crujo en las paredes
y no me tengo; crujo alrededor
y pasan limaduras de otro tiempo.
Y, cuerpo en la distancia, me sumerjo
en la congoja, pecho y su penoso
vacío que somete cada paso
a preferir dormir enceguecido,
lapso en el mundo sin mayor volumen,
sólo la duración. Y cuánto falta
para el colapso, y demorarse, arder
en el deseo pulcro de asentir
sin recibir más don que la piedad.

1 comentario:

Micrófono abierto a las voces del alma de turno.