21 de abril de 2008

Primer conjuro (fallido) para convertirse en lector ágrafo

Disposición libidinosa, temita, pedernal, compuse o me inmiscuí con un antro de reservas transitorias a guisa de caldeo del oxímoron, típica luz forzada. La música pensaba, la luz era una mancha sin telón, pavesas cada tanto, y búhos que perdigoneamos al toque; pero de los enfrentamientos afortunados entre música y luz se generaron tristes grumos ochentosos, abundantes retruécanos pobres o mirones textuales en que engastara mal la vida. Crujo el hombro derecho: postura y arco que me separa en el abandono, pase de penumbra. Cada trepanación, un alce; y cada Cortisona, casi como que el humus feraz en el que hastiarse, probable vademecum.
La música, pensaba, era grave; yo nunca tuve cortina. Se trataba de propiciar un entimema entre palabra y verbo, o de la aspiración larvada: las napas de ese plástico que se me derritió, botellas parecidas, y verde verdademente inmune, goteo o Segismundo que, la paz adocenada, hacía de las cuchas estación, cascotes/porcelana/la-energía. Y nadie alrededor, el carolino.
Quemé esos menjunjes lisos, y el ripio descendía a su escalón ne'sario, denuesto en el que armaba el alce, entendederas pulcras bien coligen, cumplidamente las queremos. Y cada mojigata, y cada petaconita, la cónica y la alcóholica, sorbos la mansedumbre o Yuspe de piedras plenas tras las que cagar, agua que limpia y pajas de mesada el quincho al que me opuse, y garuaba finito entre nosotros, duchas y fosforescentes en una noche eterna, si había allí ciudad era el planteo. Y muy habilitado el casi.
Monedas, la estación: agoto un ripio; desenfundado el héroe, Hijitus nuestro clinamen personal, cadenas de veloz que oboe piden. Claro: porque supongo hálitos, me cacho en diez, centella en que estallaba mi abuela, ya de no ser, en lugar de las normales y redondas. Y porque ritma liebre, el hábito y conato de la esgrima, me presentaba calzas negras todo por su bajo. De bajo de la siembra, ¡ay surco y arduas crenchas! (somos lorquianos), extraje zanahorias/papas desde el borde, que Yayita la mil mil hirvió sin asco hacerles, agro que me rodeaba; y, al ensombrecerme en Pigmalión, se desentendió, y herbolaria la otra, de dicha prueba de la fuerza, clinudas mal. Avanza, entonces, Bush en lo muy alto, todo su buen John Deer, y deja atrás los montes o noche de Walpurgis clásica de esas que tanto me copan, Bach a lo mersa. Vientres ahítos tras dicha mediación, dejarse, sí, dejarse respirar, viejo y peludo Herrigel, y darse, Daso al fin, contra cualquier paredón y claustro de las guasitas muchas, parapetadas junto al kiosco de la esquina, hermosas merodeadoras, y rondadoras: carnes.
Y no es que escriba: caricias por oír, se busca en claves a los que pueda, y para qué, sujetarse; o forma Mozart o bien copioso laberinto y pernicioso, y demasiado mal remunerado, puesto que me valoro, y Negro Álvarez que me le orillan, un verdadero Harry Potter sin sistema, y mantra.
Entonces, suave es la meta que eslabonaron cactus, meta o expoliaciones ciertas contra lo más valioso en esta toda mi tan habitada echadez, y vocabulario en que finge decidirse, callada caminó. Y clueca, la muy muy, y mucho más, la del siempre, la dríada perdida, en sus batientes de aparecer y de asentir a los vejámenes que mal me la agotan, como que enfática, reposo de la siesta y pájaros, clímax/medalla aquellos lagos que nadé, el fin es la respuesta provisoria, recopla que titila en quena en sol, contrapronombre afirmado, esta cascada y decadencia en mí, ya tengo el nombre; porque su suma es niña, y no es la tuya, peque, ya tengo el nombre. Método, entonces, de garantir metáforas.

(Desaforado el borde. Taller de marcos para Nicz. Trompeta clara la de Maurice André, no como esa otra versión, estupro, qué disco que era persa, y pobre, añorado Brandeburgo number two. Vidrio contra reflejo. Rebuscado columpio, bien lo sé, pero que me augura una niña, y tengo que creerle.)

2 comentarios:

  1. lo ke hace escuchar musika che!ke era, musika arabe o pop fm?

    ResponderBorrar
  2. Aparte de fragmentos de "Tristán e Isolda", yapé algo de King Crimson. Se presentan las disculpas del caso.

    ResponderBorrar

Micrófono abierto a las voces del alma de turno.