8 de diciembre de 2009

Testigos

Prendí un cigarrillo, una colilla. Me puse un pantalón y abrí la puerta. Ahí estaba el Testigo, inmutable, sonriente. ¿Pasaba porque es el día de la Virgen? Le recibí el folleto. Despachó rápido y continuó con los otros departamentos de La Vecindad.

Iba mejor vestido que muchos de sus colegas locales. Camisa celeste, como a veces se los ve en las producciones fotográficas de sus publicaciones. Bien peinado, sonrisa neutra, todo un empresarito de las almas.

Leí un poco el folleto. Flor de diseños a los que apelan. Claridad expositiva, muy correcta diagramación. Color de fondo: papiro nuevo. Naranja arena desierto.

(Pero yo espero a que sea Vicky la que caiga. Con su falda, con sus caderas, con su pecho rebosante y toda su edad apenas maduradita. Para decirle, confesarle: "sí, dame tu cursito semanal, vení de nuevo, así te preparo mate, así me hablás de tu perrito entre Isaías y Hechos, así vuelvo a hacer que te sigo, así te me declaro".)

4 comentarios:

  1. Siempre me ha llamado la atención la estrategia mercadotécnica de los testigos con esos diseños tan coloridos que tienen sus panfletos.

    Un saludo, amigo Pablo.

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  2. No sólo panfletos, estimada amiga, sino devedés, libros correctísimamente diagramados e impresos, página web completísima. Y la gente. Todo, para una noticia más vieja que (claro) Matusalén, aggiornada según su interpretación y haciendo vaguísimas referencias al mundo contemporáneo.

    Gracias por pasar.

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  3. Con qué pericia le das color a un momento de la vida por el que todos y cada uno de los seres humanos que poblamos el mundo tenemos que pasar: el momento en que un Testigo golpea la puerta para entregarte en mano un folleto con frases apocalípticas, de esas que a uno lo harían temblar de no ser porque hace siglos y siglos que se viene hablando del fin del mundo y porque al marketing y al periodismo les gusta encabezar con frases fuertes.

    No hay con qué negarlo: tenés un talento innato para convertir lo cotidiano en relato.

    Saludos!

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  4. Gracias por pasar, Carolina. Estás invitada a ver también mi blog de poemas, "La lección de piano".

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Micrófono abierto a las voces del alma de turno.