27 de noviembre de 2007

Gran narradora, no se arredra ante nada y da cuenta, incansablemente, de 5 ó 10 anécdotas a lo largo de un par de horas y mucho más, apelando al entresijo eficaz, al recurso grotesco, la hipótesis humilde, la ironía agradable. Es ella la que toma la palabra, y yo quien acota "sí", "claro", "¿quién?", dando pie a las diversas inflexiones de esa maravilla de barrio, columpio de entrecasa, de lavar platos mientras le cebo un mate, de contar y contar, inagotable, exhaustiva.


Esas 5 ó 10 anécdotas son retomadas en sucesivos días, expurgadas y decantadas, reelaboradas hasta lo elocuentemente sutil, y se renuevan de a una, pocas veces de a dos, para que la conseja continúe, puntuada por sus "dice", por sus "date cuenta".


Hay que estar preparado y de buen ánimo para esa prueba de fuerza verbal. Si no, apabulla y aturde. Y si sí, a no perder hilo, a no despistarse, a insistir con los "¿quién?", los "¿dónde?", los "claro", a ir elaborando un mapa de la continuidad, a no sorprenderse porque no tenga solución; porque, como los pollos con la comida, la cosa probablemente acabe muy tarde, al cortar la luz, al caer exhaustos todos en nuestras respectivas camas, constatando desde allí, cuando por fin podemos reflexionar, que el lenguaje no no quiere morir, que sigue, que, si algo somos, ese algo pasa por la narración: voraz, desbordante, "reiteración creyente".

3 comentarios:

  1. jaja, parece que te convocaron para la selección, pablín.
    beijos.

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  2. ¿el entresijo eficaz es lo que yo creo que es?

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  3. Bellísimo este texto, molienda equilibrada.

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Micrófono abierto a las voces del alma de turno.