8 de noviembre de 2007

Nublado en Córdoba. Pesado; pero ya refresca. Tiempos del cýber: espero a una amiga para chatear, y no aparece, y me distraigo redactando mails, y luego busco alguna pavada en Google, e intento pasar el rato oyendo mejor música -a través de la red- que la de la radio del cýber. Y ella no llega; y salgo a fumar, y vuelvo, y sigue refrescando, muy lentamente, muy pausadamente.

¿Conocen a Juan Filloy? Me agencié su Karcino - Tratado de palindromía. Un libro divertidísimo, para quienes no encuentran más poesía para leer y, sin embargo, siguen amando las palabras. Y este modo de amarlas es muy llamativo: frases muchas veces ridículas, o estruendosas -por las hipérboles, por la invención abusiva de nombres y apellidos-, que a la postre leés de corrido y sólo de tanto en tanto te ponés a ver si sí, si son reversibles, si el viejo ladino no hizo trampa.

En fin: tiempos. El viejo ladino reflexiona, en la introducción, sobre cómo es mejor perderlo, y encontró un modo bastante particular de hacerlo. Yo ya no tengo más mails por redactar, y encima no sé qué poner en esta entrada. Vivir lejos de ella no impide que pueda no aparecer, quiera no aparecer...

1 comentario:

Micrófono abierto a las voces del alma de turno.