20 de febrero de 2011

Dos pasitos para atrás, uno para delante

Leo un poco más de Bagatelles pour un massacre, de Céline, en el pdf pirata que me bajé desde el link que facilitó Bardamu en Mínimas. Comienzo a darme cuenta de que el proyecto de traducción que he encarado de este panfleto (fragmentitos del cual se vienen publicando en mi recientemente inaugurado blog de traducciones del francés) me está medio que superando. Bien veo ahora, luego de unos pocos días de laburar en el proyecto, que me falta método de trabajo, de conocimiento (histórico y teórico en general) del contexto y ambiente en general en que se publicó por primera vez el libro (es decir, 1937), de la Francia de la preguerra, digamos; de cuál era el "estado" de la literatura francesa de la época, por caso; cosas como ésta (o el saber básicamente en qué grado se daba el antisemitismo o el probelicismo en Francia en esos años: si lo de Céline fue un intento aislado o si tuvo repercusión por había quiénes receptaran positivamente estas ideas) hacen que este trabajo no sea lo más fructífero posible.

Me dirán: "bueno, es positivo que por lo menos haya un primer acercamiento, por más provisorio que sea, a lo que está proponiendo Céline con su panfleto (proponer: calumniar, desacreditar "al enemigo" odiado, y fustigar, enardecer "al amigo" demasiado inactivo, básicamente), algo que permita que el que no lee francés pueda enterarse al menos de qué se trata, por más que lo que se le presente sea un esbozo, incluso torpe, basto, en estado bruto".

El problema, pienso ahora, es que, si inicialmente hubiera tenido en cuenta que lo que interesa sobre todo (en lo "coyuntural") son las ideas, el qué de este y los otros panfletos de Céline, y no tanto el cómo (su lenguaje, la forma verbal), habría encarado esta tarea de traducción -autoimpuesta e interesantísima por lo demás- de otro modo.

Está bien: fui demasiado al matiz, a la frase, al giro coloquial, y encima empecé desde el primer párrafo del panfleto, en vez de elegir secciones "picantes", "candentes", en lo que hace al interés de nosotros, lectores y/o intelectuales argentinos del 2011 (en relación, digo, a la decisión del gobierno francés de anular la celebración su en país del 50º aniversario del fallecimiento de Céline, y al debate y reflexión que dicha decisión generó).

Intentaré equilibrar las cosas: elegiré fragmentos "significativos", cuyo contexto y marco dentro del original comentaré acá en Anotaciones-... Queda, entonces, una primera partecita ya hecha que me da el tono general, cierta pauta de trabajo (sobre todo en lo que hace a ir "diseñándole" a Céline cierta manera de hablar, cierto tono -emotivo, pasional- de voz, en mi castellano -argentino, cordobés-), y que de paso me ha dado cierta noción básica, al traducir dicha partecita, de qué se trata esto de verter un texto cualquiera de un lenguaje a otro un texto, cuáles son mis limitaciones, mis circunstanciales carencias, qué tope conviene que me imponga.

A los ponchazos, "vislumbro" hoy, se hace el traductor: tal como el escritor, la habilidad (y posterior chispa, que puede que no se alcance nunca) la da la insistencia, la práctica, el buscarle la vuelta, el hacer muchísimas traducciones hasta que, gradualmente, costosamente, se llega al oficio. Hoy por hoy, imagino el asunto así. Encima, no soy, ni mucho menos, traductor titulado, y encima estas cositas que he hecho son mis primeros palotes en el terreno. Veremos cómo (si) sigue.

5 comentarios:

  1. Animo Tamarit...tu practicas y yo me entero si son tan malignos los panfletos del gran Celine...

    ResponderBorrar
  2. Totalmente, giniguli. Lo que sí, me copé bastante por unos días (y laburé muchísimo en la traducción) y ahora, básicamente, ando con fiaca. Respirar.

    Saludos desde Córdoba.

    ResponderBorrar
  3. Yo no estoy de acuerdo, Tam. Me importan un pito las opiniones de Céline, las decisiones del gobierno francés y la mar en coche. Para mí lo bueno de Ferdinand es su estilo entrecortado, esa especie de tartamudeo burlón, cínico y desesperado. Y por lo que leí hasta ahora, eso está en tu traducción y por eso es placentero leerla. Toda esa conversación sobre las bailarinas es literatura, qué importa el resto.
    Así que traduzca, hombre, traduzca!

    ResponderBorrar
  4. No sé, ojaral. Pará que el guaso se ponga fulero, cuando empiece a bajar líneas. El asunto de las bailarinas es una entrada en tema, una breve ambientación.

    De última, Céline hace una movida política, como una derecha o una ultraderecha (informal, literaria, desprolija, irreverente). Denuncia, apostrofa, acusa, desenmascara: según sus puntos de vista. Y pretende convencer, y en lo posible enardecer, al lector. No es "mera" literatura.

    Che, ya voy a seguir traduciendo. Como le dije a giniguli: dame tiempo.

    Gran abrazo.

    ResponderBorrar

Micrófono abierto a las voces del alma de turno.