11 de octubre de 2008

Instantánea sobada

Calor que agobia, se acerca la medianoche. Me puse a releer, en gozosa voz alta -¡cómo se disfruta, por favor!-, La calle del agujero en la media después de comenzar, por la tarde, La disparition, libro del que varias profesoras de la Alianza me hablaron, muy sorprendidas. Profesoras: la afabilidad como fachada y, en el centro, el comentario despectivo. Calor como un almidón de varios frentes, dormiré desnudo.

Volvió Felisa: conseguí rescatarla del techo, demasiado alto para que se anime a saltar. Es así: se va a coger por el otro lado, y después quiere bajar por éste. La someto a la prueba del hambre y la sed, cosa que se envalentone, pero no aprende; al tercer o cuarto día consigo agarrarla, trepado a una como que pre-puerta de rejas, y se zampa al patiecito. Comerá, beberá, y a las pocas horas, de nuevo en pos del tuerto.

Fútbol en lo del Tío. Pero había otro, y mi pariente le dedicaba todas las bromas inocentonas y las rimas de apellidos al invitado; éste, por su parte, me obvió. Y no me sentí mal: ver media horita de una Latinoamérica millonaria, sorprenderme con la hinchada de Colombia -qué poderosa-, y picármelas cuando me aburrí de tomar apuntes mentales del pintoresquismo local.

Un amigo se agenció tres libros tres por $15. Me mostró Emeterio Cerro: muy gracioso, muy ocurrente; disparatado, se decía. Daniel Freidemberg, por su parte, todo lo contrario: bien pacífico, sencillo, suave, como que para susurrar; y de lo que habla. Dos poetas opuestos que leímos con música andina de fondo, y un "purrete" de ocho años, queriendo intercalar sus frenéticos "¿por?" por entre la charla. Ya comenzó a escribir.

Heladito, heladito: bien me vino, hace un rato, y quiero todo un pote de Grido para mí solo, cosa de justificar la diarrea, maldito colapso intestinal y pastillaje. Heladito, heladito: y la adolescente que me los vende, y que me trata de usted a la vez que de "Pablito". (Un mosquito de los de la última camada, chiquitoide y bamboleante, se cruza frente al monitor. Después se va, y una llave abre o cierra una puerta.)

1 comentario:

Micrófono abierto a las voces del alma de turno.