Por qué. No es que seamos todos frágiles, pero ella cae. Angustia como un camisón vaporoso, en pleno verano. Verla ahí, enfrente, sondear impotencia, que andaba muy lejana, ya. Algo generado a través de máquinas.
Leo Boccanera, pero es nada. Literatura es nada. Leo cualquier libro, y es nada. 177 pesos de distancia.
Como una telaraña. No la red, sino la otra. La que recoge sus cabellos, imagen de cuadro. Rostro atribulado al mango, turbulencia continua: las horas. Cómo puede entregarse, así, al dolor.
Goce es palabra de mierda. Adoquín en autopistas nuevas. La conmiseración.
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Micrófono abierto a las voces del alma de turno.