17 de julio de 2007

Estoy leyendo una novela de un tal Eduardo Mendoza, si mal no recuerdo su nombre. Por lo que leí en la red, es un autor afamado de 20 ó 30 años a esta parte, más o menos, español para más datos. La novela consta de unas 540 pp. aproximadamente, y es llevadera (Divididos dixit).

Una cosa que me molesta -porque la historia transcurre alrededor de 1900, en Barcelona; entre dos Exposiciones Universales que se realizaron en dicha ciudad, más exactamente- es que el autor, que se informó de detalles históricos y edilicios de Barcelona para esa fecha, traslada los datos recabados a distintas páginas de la novela, sin hacerlos materia literaria, sino simplemente como copiando oraciones de sus manuales al libro.

No queda mal, pero tampoco me agrada. De todas maneras, la novela es liviana y se deja digerir fácilmente. Es una novela de entretiempo: una pausa entre lectura y lectura de otros libros que una amiga llama más exigentes, o "no para cualquiera". Pero libros lo son todos, y pasarla bien con un texto es lo principal: como que, si no le da el cuero a uno y además disfruta de lo liviano, para qué exigirse.

Ese criterio de lo fácil y lo difícil es más bien tonto. Es una tontería de la inteligencia, al menos como frase o parámetro. Cierta distancia que simula el inteligente, quizás. O cosas de la edad.

4 comentarios:

  1. SIEMPRE PASO POR ACÁ Y LEO ATENTAMENTE TUS ENTRADAS.

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  2. No dices "fácil" pero dices "liviano" y "de entretiempo".
    Creo que no es vano ni fascista distinguir las cosas. Discernimiento que le dicen. Discriminar, en cambio, es una mala palabra hoy en día, así que la evito.
    Lo importante es mantener la objetividad a la hora del análisis, y la subjetividad a la hora de disfrutar íntimamente.
    Digo yo...

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  3. No estoy haciendo un sitio "serio", sino, más bien, personal, con un mínimo intento de estilo. Por eso, la cosa no va destinada necesariamente a ser leída por especialistas, y en realidad, no va destinado a nadie; que se lo lea pasará por el azar, la ocasión, la disponibilidad de tiempo y ganas.

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  4. Es bueno que hayas aclarado tus intenciones. Entonces trataremos de no ser tan serios. Haremos el esfuerzo, digo por mi parte.
    Pero conste el último párrafo de esta entrada del 17: allí haces observaciones muy serias y además, acusativas. No es de extrañar que alguien responda. Toda acción genera reacciones, ¿recuerdas? Lamento ser yo precisamente quien responda, viejo amigo.
    Espero que no se entienda como una especie de guerra. Todo lo contrario, tan sólo quiero co-laborar.
    El asunto es: ¿es útil/bueno/necesario/etc.(lo que quieras) distinguir las cosas, discernir, ver/marcar los límites? ¿O es mejor que todo sea una masa amorfa, todos iguales, todos con los mismos derechos, etc. etc. etc.?
    Yo creo que hay criterios como para decir: ¡excelente!
    Todavía no me animo, pero algún día te lo diré a tí: ¡excelente, Pablo, excelente!
    "Pasarla bien" es un criterio válido, por supuesto. Y si ése es tu criterio, el libro excelente será el que mejor rato te brinde.
    En otras palabras, no descalifico la literatura liviana; pero hay literaturas livianas que son pesadas... en ese caso recomendaría al autor que cambie de rubro, no es que lo voy a mandar al tacho.
    Como verás, me agrada el trabajo de crítico. Siendo tú un escritor, podríamos decir que soy tu peor pesadilla: ¡muajajajaja! (por si no se entiende: ésa es una risa tenebrosa).

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Micrófono abierto a las voces del alma de turno.