19 de enero de 2009

Otra que Next

Mirás tu esgrima: viento que a nada conduce, ligazón, cera, melatonina ahíta ya de su sabor, y más crujías. Mirás tu nervadura: o de los replandores contra las cariátides no conquistadas, la típica refriega: y mineral y escapulario de la caparazón, dique contenedor de dineros, insípida voraz y maratón en que, indigno el siervo, migrañas acontecen contra cualquier paredón de la cerrazón olores.

Tomás tu dentición, raro revés, tomás colegiaturas para el pique, pasan bólidos como cornos desproporcionados que, eruto primaveral, licuado, la venta y el manteo logran para los libros. Indigno comején sin albos delantales, el pisapapeles verde cruje como la medida de lo que, raíz del equilibrio, indaga masturbando. Silbos o silvas, maniatado reflejo, reflector de la distancia en la que, niño o su disco compacto para vitrinas, la mesnada, vívida y por demás percanta, se hastiaba, lenta y sin esperas, y tañer.

Consuetudinario tejemaneje, pinitos y pimpollos apaciguaban retazos, ingratitud la guerra que, distante, mañana puede hincar manoplas en trance de tu polímero desantiguado, archivo o venosidad improbable. Renuevo de las confiterías, salchichón para el escarnio, gula ofendida de toda su terminología yesquera, wolframios de la sal o videotecas basiliscoides, Qusarat dará en desanudarse, los médanos de la dejadez achiras.

Entonces, molinete penal o ziguráts como percances, cristologías esculpidas entre los tenedores o: de los condensadores y disipadores del morbo, riza mañana el queso, la oligofrénica cerrazón es X., pelotón o finadas frases.

Tomás, en un así, la llave de la pinacoteca, hipa el cogollo, me meso la carnadura pélvica, reviente de la madrépora contra el pez, - aquel albur, el pergeñar. Arriba, el muelle.

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