Desilusión. Muy pocos me conocen. En la entrada Entre nos hice un relato o "muestra narrativa" sobre cómo había vivido yo la presentación de Naturaleza muerta en la Alianza. (La Alianza, de la que fui alumno por años, y ya no sé si aún lo sigo siendo: Langues 5 á 12, sin terminar.) Leía hace un rato Oeuvres poétiques [de Verlaine] en edición Garnier, y pensaba cuánto, cuánto me hubo costado poder llegar a disfrutar de sus versos como si fueran música. Fonética trabada, errores turbios, hasta llegar a haber podido ponerme a leer y chau, hace dos o tres horas, Poèmes saturniens.
(El caso es grave. Verlaine y Rimbaud, enamorados, terminan al borde del crimen. Verlaine le descerraja uno o más balazos, y no sé cuántos habrán sido disparados, y que impactaron en la pierna, por lo cual "se liga" dos años de "encierro". Historia pasional, ustedes ven.)
Así que leo en mi sonar o voz que mira: versos a veces dulces, otras arrebatados, y frases reguladas o taquicárdicas. Después me canso; tomo un libro en alemán (es de un amigo mío), y retomo la lectura: nueva fonética a recuperar, nuevo programa.
Pero me canso de leer en voz alta. Quiero decir: me extasío primero y me agoto después. (Ensayos naturales de dicción...)
Y me acuerdo de mi tercer libro, recientemente aparecido, y pienso: "¿qué?, ¿nadie lo va a leer?, ¿pasó al olvido?". Estarían pasando al olvido, entonces, algunos años míos: vividos. Es así. Para eso escribo.
En unos días me voy a hacer con el "recientemente aparecido"...
ResponderBorrarVa sin moño. :-)
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