Anoche no me dormía, anoche estaba activo. Me obligué a quedarme acostado en la cama, a no saltar de ella -todo lo que queda por hacer-, a pensar. En un momento de la tarde no era la nada: era el stress, la adrenalina, fluyendo a lo largo del día, del cuerpo, haciéndome chivar continua, secamente. Me desmayé en algún momento, después, y amanecí así: muy contracturado, cuello torcido, sangre en los mocos que hurgueteé como al pasar, costumbre de recién levantado y grogui todavía.
Tengo el viaje atrabiliario, hoy, como todos los jueves. Será la media hora de terapia a cambio de las dos horas y media de viaje. Que alguna vez me reciba, tal como lo hizo en dos o tres ocasiones, con un mate. Que me vuelva a prestar Aldo Oliva, poeta de libro gordo.
En un blog escucho hablar, prosa sensata, parsimoniosa, de alguien hasta ahora total desconocido por mí: Hubert Aquin, quebequés y escritor, aparte de otras cosas más bien llamativas. Consulto a Agustín a través de un mail y me quedo a la espera de saber si hay algo de Aquin en la Alianza. Ya tuve mi semana de revisar historias de la literatura francesa y enterarme de los nombres relevantes, los curiosos, los descorazonadores. Ahora, un perfecto desconocido: a ver si me sorprende, el guaso.
Subo una imagen del Aquin escribiendo, para ser prolijo, y me pregunto si no la pifié, si no es otro: sorpresas que te depara la búsqueda de imágenes en Google. Pero no: el que escribe tiene los mismos rasgos, la misma fisonomía, que el de la foto del blog que linkeé más arriba. Me fijo en el papel o lo que sea que decora la pared de fondo en la fotografía: onda mediados de siglo, onda casa de clase media de películas en blanco y negro: sí, es él.
(Esto de anoticiarme de nombres a leer a partir de libros de historia de la literatura de tal o cual país ya lo había hecho para hacer las tareas con los escritores de Argentina, de España, etcétera: los del castellano. También leí las historias de Borges en colaboración, más que nada porque eran literatura hecha y derecha. Lectura metódica, enciclopédica, que hago "perke me piache".)
Aparte. Romina arrugó ayer; supongo que se le imponía el fútbol. Cuando Palita ganó, acá en el barrio se elevó un multitudinario grito -como que borroso o lejano, mediado como estaba por paredes- de victoria, de alegría, de revancha. Ahí andaría Romina, pongámosle, participando de la fiesta nacional. Quedamos en que viene hoy, pero ya hoy, y justamente, me estoy quedando corto de platita. Qué molesto, ese pequeño detalle: tener que depender tanto de ella, la platita.
Te confirmo que sí es el de la foto. Y no sé si notaste que es la misma foto que usé para la entrada de hoy. Ja, ja. Bueno, pues es que hay pocas imágenes de Aquin en Internet. Claro, mientras no llegue alguien a decirnos que estamos violando el copyright, todo está bien. Je, je.
ResponderBorrarSaludos
A ver si un periodista cultural nos lee, y generamos una pequeña moda Aquin... Y de una que, si alguien reclama por la foto, se la baja: es lo que se suele hacer (todavía no lo he solido hacer, yo, blogger perdidísimo en la red). No te preocupes.
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