Chateamos con Franco sobre nada. Franco se aburre: nada le interesa. Por ahí se generan silencios, y me lo imagino sin imaginarme, él, un rato más, sólo un rato más, para llenar el vacío. ¿Es vacío? ¿O es una insoportable apatía -sus vacaciones- que ara libros, que ara silencios, que ara mates? Eso fue ayer; y es como si dijera, con el anglosajón, mañana será lo mismo.
Ayer le preguntaba a Marcos si conocía a Godowsky. Tengo un único track de él, de un cd de una revista de muestras de novedades -"de"-, gallega, ella, un estudio o lo que fuere, a partir de Chopin. Me fascina. Como sé que mi amigo es de escuchar música clásica (allá en Atenas, ahora, en un barrio que me dice que más o menos equivale a Nueva Córdoba), se lo comento, lo invito a buscar, a pispear a través de la red o en alguna góndola. A vuelta de mail, me envía un site sobre el compositor. Veo las fotos. Aire francés de esa época, el de su peinado, el de su vestimenta. Acá está fresco, estoy en calzoncillos.
Una amiga me asegura que es posible que tenga sida. Claro que es posible, amiga. Cuando le empiezo a preguntar, vía sms, si es que se lo dijo el doc -está haciéndose estudios-, o si simplemente se colgó con algo encontrado en internet -hipocondría, ven a mí-, se desentiende, no contesta. ¿Y por qué no cáncer, o la lepra, che?
Fumo. Marcos me ha dicho que haga de estas Anotaciones -las últimas, digo- algo más elaborado, más armado, narraciones completas. No está mal la idea, aunque por ahora vienen saliendo así. ¿Las verá desestructuradas, las encontrará desordenaditas? Justo cuando logro que estas Anotaciones sean verdaderas anotaciones...
Fumo. Del pasaje se siente un perro. Pasa una moto, no sé por dónde, y luego un auto silente, por acá por el frente del depto. Un vientito arrastra un toque una bolsa de nylon -¿o es la gata?- tirada en el suelo de hace días. Se esparce con precisión el humo que se desprende del pucho, luego se deshace, no lo vemos más. Canta un pajarito breves gorjeos, o son dos, que se comentan las cosas de la mañana. La duración.
La hipocondría es uno de los males de nuestra era. Curiosa paradoja que cuando la medicina ha avanzado tanto, y la esperanza de vida aumentado otro tanto, los seres humanos vemos enfermedades hasta donde no.
ResponderBorrarSaludos Tamarit
:)
Después charlé con mi amiga, Strika. Efectivamente, se había colgado leyendo "información" en la red. La hipocondría se potencia con tanto link hallable en internet, creo.
ResponderBorrarGracias, estimada lectora, por darte de nuevo un paseíto por aquí.
:-)