3 de junio de 2012

Especie de introducción

Dado que ladran, caminemos, querido lector. La noche es apacible: aquí, en La Babía. Tengo conmigo el mate de rigor; tengo conmigo puchos; dispongo de los servicios de Fibertel. Como que todo propicia el cambio de tono... Entre nosotros, lector, ¿qué haces, ahora, aquí, después de haber buscado tanto? 

Para empezar, observa: en la columna de la izquierda, bajando un poco, encontrarás mi lista, mi, permíteme, esmerada selección de blogs --sus links correspondientes--, aquellos que, por así decirlo, vale la pena visitar. Sí: según mis gustos. Selección, diría últimamente, marcada por los afectos, también: unos más otros menos, todos me significan. Y voy puliendo la lista; y alguno cae; y alguno nuevo aparece. Todo, según un capricho exquisito y, en el fondo, personal, que bueno sería que consideres. 

Está caballo de fuerza, por señalarte el más reciente. Siento, incluso, una gran satisfacción por haberme decidido a incluirlo en esta lista que digo. Y puede que haga mal: porque a través del link de marras podrás tener acceso, si así lo juzgas conveniente, a muchas grabaciones de que podrás disfrutar mediante la correspondiente descarga gratuita: algo loable. (¿Por qué loable? Porque sé del criterio y amplitud, en lo que a la música se refiere, del administrador de dicho sitio.) Ni más ni menos; algo, por otro lado, que cae dentro del orden de lo así llamado "ilegal".

Hay otros links. A todos ellos acudo: en un momento u otro de la semana. Principalmente para leer, sí, en toda la amplitud del término. Prácticamente ninguno pone en práctica tajante la así llamada "piratería"; pero todos ellos son, en un sentido u otro, ejemplares. 

¿Valdrá la pena el que hayas visitado este sitio? Anotaciones, digo. Te lo responderás al leer mis prosas; pero también al atender, moroso, a los demás detalles: blogs que frecuento, lo dicho recientemente, links a mis otros blogs, etcétera, etcétera. Y no pases con prisas por aquí: porque en este sitio se cuecen habas que no quieren ser del orden de lo urgente, de lo precipitado, de lo atropellado, en suma. Ninguna novedad busques en sus entradas: sino la palabra que piensa y siente, y que se conmueve y llora; y que también ama y sufre; y que reflexiona... 

¿Te armarás de la debida paciencia, querido lector? A nada obligo. Sólo susurro: "aquí, gente del palo". 

6 comentarios:

  1. A propósito: no le dije nada de las bellas pin-ups ;-)

    (Por aquí, sin urgencias...)

    ResponderBorrar
  2. Ah, eso es "concepto", mi querido; algo del orden de la publicidad (jeje). ¿O cómo era eso de la mercadotecnia y el teleoficinismo inducidos por Blogger, si no?

    ResponderBorrar
  3. Estése todo el tiempo que quiera, mi estimado... :-)

    ResponderBorrar
  4. "Algo del orden de lo publicitario", debí haber anotado...

    ResponderBorrar
  5. Digo acá: no sin contento vi aparecer el link a El infierno hace unos años (el tuyo ya estaba antes entre los míos). Y, como a Pablo, me encanta la foto de portada (bah... no sé si exactamente como a Pablo, ¡ja!). Saludos.

    ResponderBorrar
  6. Ya van dos que se fijaron en la foto. ¿Alguien más?

    (Gracias por pasar, Vero.) :-)

    ResponderBorrar

Micrófono abierto a las voces del alma de turno.