10 de noviembre de 2008

Accidente sin víctimas

Qué sabe nadie de causas... Que el choque no se haya producido se debió, quizás, al azar y la fortuna, cosa que se colige por las huellas. Nadie salió ni siquiera lastimado (la emoción va aparte). Fue un bache tremendo, señor Giacomino, en San Jerónimo y Sargento Cabral, y una llanta quebrada en la rótula.

Una familia -madre, dos hijos adolescentes-, aturdida pero no contusa, se alejó tecleando del lugar. El remisero trucho cambió trabajosamente la rueda por otra, gastada, lisa y vieja. Antes, casi se estampa una enduro, con dos tripulantes sin casco. Yo fui testigo.

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