22 de agosto de 2007

No se me da el impulso para escribir nuevos versos (para mi otro blog, al que pueden llegar desde mi perfil). ¿Repetir motivos? Los que manejo, cuando no son literarios, sólo pueden nacer de una vivencia, presente o pasada, pero, eso sí, intensa. La escritura de las prosas de este blog, de "Anotaciones-Tamarit", por el contrario, nacen de cierta morosidad, de un buen tiempo libre, que matiza con algo de escritura de casi siempre nimiedades las lecturas frecuentes, y otra actividades, que ocupan mi vida de, cuándo no, desocupado no urgido.

Me he distraído un poco con la lectura del sitio Sin Dioses, y he encontrado decenas de razonamientos a favor del ateísmo. Uno de los problemas que presenta ese sitio -no lo leí todo- es que adolece de cierto cientificismo cansador, cuando uno conoce otras vías por las que pasar al descreimiento de esas viejas cosas, tan humanas, como lo son las religiones. De todas maneras, está bien que exista ese sitio. No hace daño, y uno puede divertirse afinando sus propios argumentos, o los de ellos.

El día está agradable. En un rato parto, y me esperan sendos largos viajes para cruzar la ciudad y luego volver aquí. He pasado mi buena hora leyendo en otro idioma, cosa que encuentro, actualmente, más estimulante que hacerlo en castellano. Es como si en mi idioma todo hubiera sido ya leído; y es como si las mismas cosas, dichas en otro idioma, tuvieran un sabor infinitamente renovado: como volver a ser el de las primeras lecturas. Aunque esto, claro, no sea del todo cierto.

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