15 de julio de 2008

Azadón retrospectivo

Saco placer del tecleo parsimonioso, observo. ¿Fenomenología continua? Me fumo un pucho: las tres pasadas; y Puck habló de ligar escritura a programación. Cadenas de Markoff: pequeñas plusvalías del estilo: concepto rítmico.

Porque eso era lo que era interesante de ver en mi escritura: atisbos de programación estructurada para el trazado, para la revisión: lo que mejor funcione. Pero en La Voz se descartó por completo mencionar esa "apabullante" posibilidad de interpretación del propio trabajo (¿qué habrán pensado?), cuando la nota.

En fin, las camarillas. El tema es que rondan las mil nociones de lo cierto (¿lo qué?: la Poesía), y el poder siempre se ejerce, partida doble. En todo caso, método: veamos qué es potable y qué corroe... Stop.

(Infinitivos de Juarroz: plan a adoptar. Tono 'medonho', zumbido de Magnolia. Afuera, un sol estable; pasa un auto; zíngaras del viento. Las maquinitas, a que también se refiriera Gelman, no se pueden cansar de pergeñar.)

Cansado, el algoritmo. Fumo paciente, y toso. Escribas sin espíritu salaz, operarios de la fatiga (porque: "trabajás, te cansás, ¿qué ganás?"), me acuerdo, de repente, de Doña Bárbara, y, cooler/zureo, me doy de bruces en tener que releerla: para saber.

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