2 de marzo de 2008

Cacuy: el tonito es efectivo para muchos

Su condición y estado natural es el habla. Brilla en el sí, pero como quien columpia, intermitente, en tramos de la discusión, su ahora. -- Fumo, suena la radio, la insistencia crece, no exabrupto, sino continuo de no mejorar. Rayo de ser, rayo de condición y recitado de un mito en radio, la radio popular de lo patriótico, que no podré cambiar.

Así, yo permanezco, indiferente, en condición y estado de abotargue: soñé con cuerpos, soñé con el tacto, amanecí en erección, y no volví a conciliar opuestos. Experimento la cadencia o mi torpor, ¡la percepción de lazos!, y sueño con los teclados del desastre y la podrida herida. Como que el timo, atroz, es comenzar a ver, ya desde lejos, ratas, ojotas, bravatas, rotas marionetas. "Anotación temprana y su resumen": fija mirada en bronce de lo intentado yá, de lo pronunciado yá, miro tu póster, abdico.

Que me hablan del cacuy, música como minusvalía. Guitarra en fondo, preparado mate. Romance permanece, la insignia no feliz penetra a la proximidad del fósforo. Como Ars Combinatoria, el lenguaje, aquí, diluye su referente, para ejercer, como vejado, esta sintaxis y cierto vocabulario. Amoratado y dulce, Tiro y diademas.

Supongo que mi pucho es cornucopia: pica el bagre, se aliena el elemento, tomo tu disco o plexo sublunar, todo lo de la anotación escarba liendres y gargajos, y se corrompe. Lo neutro es alce, signo en bronce; repetición del comienzo de mí como sujeto, mito pensado que se propalarará contra el morbo, correctura chueca de los galanos mil, pasado de mujeres. (Leer Nis Dadeip, dado ese link, perlado y resentido el nadir menos exangüe, el más mudo. Cuerpo caduco y caído en trance de feroz daguita.)

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Micrófono abierto a las voces del alma de turno.