4 de marzo de 2008

"Tiene más cirugías que Niki Lauda": comparación popular

Recién fue despertar, Mario Pereyra activa, día a día, su gola ardiente, qué bocha más pulida, la sonrisa de su todo lo compro. Mi mate parece que anda tranqui, gustoso de escuchar, y mi cigarrillo se gasta. La cosa es que estornuda a lo loco, el otro, como un arranque expulsatorio, envión tremendo del me extraigo todo exclamando, y toso. Pasé el frío, frescor de seis y media, y me afectó, cuerpo presente. Librito de Jarry, prólogo causa eficiente, suena un Calamaro o más. --- Un problema es cuando creemos que tenemos las creencias ordenadas, discursivitas, eslabonadas al ritmo de impulsos decaídos. No es error, pero cae en disciplina o práctica o hábito. Un hábito limita el mundo, aunque también lo discierne. Dos hábitos presentan desmejoras cuando comienza la confusión (cuestión de método). Tres hábitos ya es voluptuosidad.

Huevos de Pascua lustrosos, presencia del aceite. Me cruje levemente el hambre, cuerpo oxidando su vejez establecida yá. Versión "Violeta" en algo como brasileño: crece la cantidad, crecía la milonga de sudables. Mi cuello es trenza de lo no proscripto: decreto intermediario de soportar, toso, qué bueno el diálogo de Peter Handke, orate/orante, y el chico se perdió. Encanutado y morbo, neutrino el andamio, la gran narradora se afana en la reconstrucción de lo que ya se fue. Me cruje el hambre.

Hoy, por lo menos, visita más el yo: vago de rostro. Permeabilidad extrañada; caso contrario, me ahogo. Cumple Jorge Rojas: coetáneo meloso, rastro de rebenques exhaustos.

Así, no encuentra el tono, Calibán, se dedica al estigma de ser villano. La protuberancia o pupo de ayer, si viaje en colectivo, me tiraba. Viaje/inmersión por partida doble: no chocamos, claro, y las iniciativas. Por lo menos estaba amable, por horas. Le pegó el padecimiento, la reluctanciua de perder. Mejor: se hacía gravoso. --- Me sumerjo en el paisaje de la comunicación, andamos bien de humor. Los animados. Exultar (Sturmtruppen, Bonvi) que propala un tango improvisado. Champú automático.

Néstor Sánchez atendía a la música, miraba cosas de la bata, pero me agobiaba su lectura, prosa graciosa. Violín chillón y dulce, "tango querido", tanguito, tono mayor. No se le entiende el morbo, claro. La reluctancia de haber practicado lo que se pierde, de rememorar casino o buey -olor a viejo-, me miraba con su boina, buen dato, cuestión de escalones desde donde se intercambian las informaciones, apologías, rechazos.

Me cruje el morbo; trova de la decrepitud, el mate es como medida de quien murió. Un cable informe, axón de la memoria, chisporroteo en la compu, sigo escribiendo. Lo que es la mentira. Filofalsía y goce, la estructurancia sintagmática te jiede. Porque discurso eslabonado tiene falsa transparencia. Cuenta Zuliani, guasito de la chetura macerada, que la gente nace creyendo que el Estado es tal o cual otra cosa, mensaje propaladado y el teléfono. Lo prolijo dice barbaridades análogas. Ésa es la risa. Prolijidad del discurso, espíritu de letra, deneguémoslo, puesto que propio. Tal es el tema, ahora. --- Molesto, leer. Cristalizado. Lectura resbaladora. Roer el hueso, el Medieval. Sí, verdad decía.

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