29 de julio de 2008

"No hay canción que no te nombre."

"¡Abra la tapita, la tapita de la vereda!" Preparo el almuerzo a las fastuosas cuatro y media de la tarde. Fumo mi fiel CJ (fiel menos cuando me olvido de reabastecerme: mirá vos) y gargajeo todavía un poco, al toser. Dejo pasar a Felisa adentro y me cruzo, sentado nuevamente ante Magnolia, de piernas. Pienso en ponerme un pulovercito: la brisa pertinaz aunque suave mueve levemente, de a ratos, las cortinas corridas, y el sol luce allá arriba, algo de costeleta quizá, presagiando mayores calores venideros.

Cómo disfruto el calor; el imbancable incluso. Hacía mucho que no me enfermaba, pero el frío, para mí, implica la influenza. Tirado en la cama, presa de un cuerpo padeciente, me pongo, cuando estoy engripado, a percibir las horas, y escucho mucha música, y me siento pesado -interiormente, digo; mi rostro guarda cierto rictus vagaroso, que acentúa dicho pesar-. Todo se recalca, y uno sabe que sólo cabe esperar, sin nada ahí.

Me pongo, pues, el pulóver. Me estoy divirtiendo mucho con Molloy en francés. Sé que Beckett escribió en inglés y en francés -no indistintamente, claro-, pero no sé en qué idioma fue redactada esta novela. Frases simples, breves, transparentes: lo que desorienta es la misma desorientación de Molloy, su mirada, su andar, su férrea lógica discursiva.

Fuimos a ver anoche Looking Glass con un buen amigo. Disfruté mucho de ver a un artista laborioso, metido en sus proyectos. A la salida, mientras nos íbamos, escuchaba de refilón a un chico que comentaba lo visto; criticaba la obra, y creo que a la persona también. (Lo percibía en un flash: cierto tonito, cierta gravedad.) Me pregunté qué tipo de profundidad tenía su crítica. Al parecer, no la había visto receptivamente, y eso, por lo general, deriva en mala leche: porque el documental se proyectó entero, y él no se fue. ¿Espíritu reactivo; anda en etapa de crecimiento?

Fumo, ya comí. Corregiré, leeré, partiré a francés. La tarde está lenta, y disfruto de esta soledad de ahora mismo: ninguna urgencia.

2 comentarios:

  1. Bueno, cómo resistirme a espiarle la espalda a mi Molloy: "Molloy es el primer título de la trilogía - que se completará con Malone muere y El innombrable- donde Samuel Beckett inició su andadura en lengua francesa". Bien por vos que lo leés como fue escrito por B., che, y no como lo escribió, a ver... Pere Gimferrer.

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  2. Che, esto es servicio, no puerta a puerta, pero sí blogger(a) a blogger. ¡Gracias!

    Leí primero el comienzo de "Malone muere" (prestado; aparte, todavía no le encontraba la vuelta, o la gracia), y después me devoré "El innombrable", que me encantó. Y ahora que sé un poco de francés como para defenderme y hasta mentir, ¡cómo no me le voy a atrever!

    Gracias por la info, Vero. Yo también sigo tus notas.

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Micrófono abierto a las voces del alma de turno.